martes, 29 de mayo de 2007

Así cualquiera se vuelve nazi

(…) Cómo después de acordado da dolor
Cómo a nuestro parecer
Cualquier tiempo pasado fue mejor (…)


Empiezo esta entrada con Jorge Manrique, quizás un tanto solemne, pero muy de acorde sobre lo que quiero escribir.

Comienzo a sentirme como un abuelo con 23 años. “Esto en mis tiempos no pasaba” comienzo a decir cada vez más. Y es que en 6 años como ha cambiado todo.

Pero me explico, la aventura comienza al iniciar el día. Llamo a primerísima hora al centro de salud porque necesito una receta, calculo cita para el día siguiente. Qué equivocado estoy, ni hoy, ni mañana, ¡una semana después!
“Es que la doctora tiene reducción de jornada y los mismos pacientes”.
Maravilloso, he de decir que el centro de salud de mi zona (Usera) cada vez está más saturado por la cantidad de inmigrantes que hay (y nos es una excusa fácil, es lo que veo cuando voy). Pero ya a este nivel, pues que queréis que os diga, me parece excesivo e indignante. Viendo cómo está el panorama pues que me dejen lo que me retienen de SS en mi nómina y me paso a un privado, porque para una vez que necesito ir…



Siguiendo luego con el día, he decidido entre bus y bus cogerme un croissant para desayunar. Bueno, hace un par de días me costaron dos 1.6 (casi 300 pelas) y yo pensaba que eso no se podía superar. También equivocado. Me han “sajado” por un croissant en una panadería “de barrio” 90 céntimos, es decir 150 pelas. Un puto croissant.

Vale, entonces, mis tres reflexiones del día:
1)
Puta mierda de gestión de la Sanidad pública y panda de gilipollas que dan la mayoría absoluta a los mismos irresponsables que está claro que discriminan claramente entre barrios de primera, segunda y tercera clase.
2)
Puta mierda de euro de los cojones, que ha subido todo un HUEVO menos la mierda de sueldos que hay por ahí (incluyendo la mierda de sueldo mínimo) y luego tienen el morro de decirnos que qué cojonuda que va la economía. ¿La de quién?
3)
Que vivimos en un país de gilipollas, en el que se premian a los caraduras y ladrones, donde no se sale a la calle a defender nuestros derechos, y si se puede se intenta robar al de al lado.
Lo peor de todo es que te lees el Lazarillo de Tormes o Los Artículos de Larra y siguen estando a la orden del día. No hemos cambiado nada en tres siglos. Qué bien.

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